lunes, 22 de octubre de 2012

'Flores tardías y otros relatos' de Chéjov, 'Impresiones en Yanquilandia' de Wilde y 'Doctor Graesler' de Schnitzler: tres obras “menores” de tres grandes maestros europeos

A pesar de que pueda resultar inverosímil, dado los tiempos de indigencia que corren, la producción editorial en España sigue manteniendo un nivel, no sabemos por cuánto tiempo, no ya sólo aceptable (se publican miles de bodrios también, es verdad) sino digno de ser alabado. Pequeñas editoriales, prácticamente desconocidas para el gran público, siguen apareciendo sin cesar (pienso en Pálido fuego, en Zut, en Automática, en Ginger Ape...), apostando por catálogos más que notables, mientras que una hornada de sellos independientes, muchos de ellos creados en los últimos diez o quince años, continúa regalándonos títulos más que apetecibles (a veces, verdaderas obras maestras) que en veinte vidas no tendríamos tiempo de abordar. Antes de mirar con nostalgia al pasado, justo es reconocer ahora este esfuerzo colectivo de retroalimentación constante por parte de unos profesionales que distan mucho de encarnar aquella imagen golémica del editor chupasangres –que también los hay- y parasitario cuya caricatura con frecuencia se ha dibujado.


Entre los títulos que más llaman la atención al librófago de los últimos tiempos destacan aquellos pertenecientes a grandes autores que, o bien no han recibido el eco deseado en nuestro país, o directamente ni siquiera habían sido trasladados a nuestro idioma a pesar, a veces, de haber transcurrido más de un siglo desde su primera aparición. Con la bandeja aún caliente sacamos del horno tres obras de tres pujantes editoriales (Alba, Rey Lear y Marbot Ediciones) que se adaptan fielmente a lo ya mencionado. Con solo ocho años de diferencia, a mediados del XIX, nacían tres de los más grandes autores de la contemporaneidad. Hablamos de Antón Chéjov, Arthur Schnitzler y Oscar Wilde, representantes de tres de las más grandes literaturas universales que, curiosamente, se encuentran por estos días de estreno en nuestro país. Se comenta que se lo tienen tan creído que ni siquiera van a conceder entrevistas pero, a pesar de tamaño desaire, hemos preferido no tenérselo en cuenta. Recogemos, de este modo, brevemente a continuación por qué, pese a no abrir ningún informativo, son protagonistas de la más apetitosa actualidad.

Flores tardías y otros relatos.
Antón P. Chéjov.
Traducción de Fernando Otero.
Alba editorial. Col. Alba Clásica.
Formato: Tapa dura.
264 páginas.
PVP: 18,50€. 

Flores tardías y otros relatos reúne cuatro piezas rara vez antologadas de este maestro de la narrativa breve, que supo imprimir a sus relatos, en palabras de la escritora y crítico de The New Yorker, Janet Malcolm, un tono sincero, natural, racional, moderno”, al tiempo que resultaban “salvajes y extraños, arcaicos y de colores brillantes".

La fama de Chéjov (Tangarog, 1860-Badenweiller, 1904) mayor si cabe por su obras teatrales, entre las que se encuentran monumentos dramáticos como La gaviota, El tío Vania, Tres hermanas y El jardín de los cerezos, suele ocultar o pasar por alto su talento para la comedia, algo que él, a tenor de sus disputas con Stanislavski –aseguran en Alba–, seguramente nos reprocharía. Pero tanto en “Mercancía viva” (1882) –donde un hombre sorprende in fraganti a su mujer y a su amante, pero se aviene a un arreglo económico de inesperadas consecuencias– como en “Flores tardías” (1882) –la historia de la ruina de una familia aristocrática y del amor ciego de una princesa por un médico que nació siendo siervo– el humor, las situaciones equívocas y las degradaciones cómicas se revelan parte esencial de su universo. Más “impecablemente” chejoviano es “Mi mujer” (1892), una obra maestra de la técnica del punto de vista que nos desvela poco a poco la odiosa personalidad de un hombre que ha perdido el amor de su mujer, y, poco a poco también, en medio de una hambruna, la transformación que le permite recuperarlo. En “Un asesinato” (1892), por último, las desavenencias religiosas y un callado conflicto por una herencia conducen a una tragedia familiar, contada, en su preparación y en sus secuelas, con minuciosidad y sin suspense.

Esta obra supone un complemento imprescindible de la edición de sus Cuentos, hasta un total de 60, publicada con anterioridad por Alba con traducción de Víctor Gallego.

Impresiones en Yanquilandia.
Oscar Wilde.
Traducción de Susana Carral.
Rey Lear Editores.
Formato: Cuadernillo cosido al hilo. 12,7x18,5 cm.
72 páginas.
PVP: 9,80 €.

Entre 1881 y 1883 Oscar Wilde (Dublín, 1854-París, 1900) realizó dos viajes a Norteamérica para dar un ciclo de conferencias por todo el país y estrenar una de sus primeras obras de teatro. Su atuendo —calzón corto y medias negras— causó una enorme sorpresa en Nueva York y pasó inadvertido en el Oeste, donde los vaqueros y los buscadores de oro lloraban cuando les leía la biografía de Benvenuto Cellini —“les expliqué que estaba muerto y eso provocó que preguntaran: ¿quien le pegó un tiro”, escribe Wilde—.

Sus incisivas impresiones sobre esta aventura las fue relatando en varias piezas, donde aborda la mentalidad del hombre y la mujer norteamericanos, su puritanismo o el impacto del circo de Buffalo Bill en la sociedad londinense. Esta edición de Rey Lear se ilustra con fotos y grabados de Estados Unidos tal y como lo conoció Wilde.

Doctor Graesler, médico de balneario.
Arthur Schnitzler.
Traducción de María Esperanza Romero.
Marbot Ediciones.
156 páginas.
Formato: 14,5 x 21 cm.
PVP: 12,5€.

Al doctor Graesler solo le falta una cosa para alcanzar la “perfección”, al decir de alguien que le conoce bien. Este comentario casual e inocente, realizado en las primeras páginas del libro, sienta el escenario, las reglas, los plazos y pone en marcha todo el mecanismo del relato posterior, que avanza inexorablemente hacia lo que —en cierto modo— es una forma de perfección.

Experto en cartografiar accidentes –“tabúes de la cultura occidental”, como los ha definido Cecilia Dreymüller–,  en vidas burguesas enteramente pulcras por lo demás, Arthur Schnitzler (Viena, 15 de mayo de 1862 - ibídem, 21 de octubre de 1931), de quien Marbot Ediciones ya publicó hace dos años La señora Berta Garlan, nos acerca en estas páginas inéditas hasta la fecha en castellano, a un doctor Graesler tan vivo y concreto como cualquiera de nosotros.

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